domingo, 6 de octubre de 2013

DECIMOSÉPTIMO VIAJE: BAJO ARAGÓN (I) 21 de Septiembre de 2013



Las divisiones administrativas de los territorios como es sabido, no siempre obedecen a criterios culturales, geográficos y económicos, propios de las regiones naturales si no que muchas veces solo se tiene en cuenta uno de ellos o lo que es peor, un cuarto criterio:  la dominación política; de modo que por ello nos encontramos en las zonas limítrofes con no pocas contradicciones, económicas, geográficas, lingüísticas...


    En la comarca del Bajo Aragón, que empezamos a visitar hoy, se producen muchas de estas contradicciones, hay pueblos como La Ginebrosa o La Cañada de Verich, donde hablan catalán o chapurreau (según una definición más reciente LAPAO-lengua aragonesa propia del área oriental-), característico del Matarraña, económicamente su centro es Alcañiz, capital de la comarca y al mismo tiempo forman parte del  parque natural del Maestrazgo, que se extiende hasta  Castellón -¡dependiendo que página consultes!- porque hasta en eso hay división de opiniones.
 http://www.maestrazgo.org/pcm.htm         http://infomaestrazgo.com/
Un ejemplo de la fuerza de la dominación política a la hora de definir o situar un territorio o una cultura determinada lo encontramos en la llamada franja o límite entre Cataluña y Aragón; centrémonos en dos pueblos de esta zona que bien podrían ser cualquier otro: Lledó, en Aragón y apenas a 7 Km. por carretera y 3 Km. en línea recta, Horta de San Joan, en Cataluña; uno pertenece a la comarca del Matarraña, de Teruel, otro a la Tierra Alta de Tarragona, en uno hablan Lapao porque lo dicen en Zaragoza, en el otro hablan catalán porque lo dicen en Barcelona, yo no sé como se debe denominar lo que hablan en ambos pueblos, lo que si sé es que hablan la misma lengua.
Que nadie se sienta ofendido en sus creencias o convicciones, porque lo anterior lo podría confundir -ya que ahora está latente el tema del independentismo-, pero no tiene nada que ver con esta cuestión, os lo aseguro.
http://es.wikipedia.org/wiki/Chapurreau

    Con este y otros pensamientos que no os cuento, apenas sin darme cuenta llegamos a


LA CEROLLERA
Su topónimo procede del acerollo, nombre del Serbal en Aragón, debido a la abundancia de esta planta en la zona. 

 Gentilicio: Cerollerano, Surollerans
 Población: 116 hab. (2012)
Altitud: 840 m.s.n.m
   
       Esta vez durante la parada previa antes de llegar al pueblo para hacer la fotografía panorámica, aprovechamos para coger el postre del almuerzo,-unas moras- en unos zarzales que junto a la carretera estaban


    Una vez desentumecidas las piernas y satisfechos los estómagos, nos aventuramos por las luminosas calles de La Cerollera en esta espléndida mañana casi otoñal, mientras José quedaba de espaldas al  sol, dibujando.


    Es de destacar en la página web del municipio el excelente plano de la localidad donde puedes pinchar en todas y cada una de sus casas y ver una fotografía de ellas con algunos datos constructivos; ya sabéis lo que agradezco estos detalles de orientación para los recorridos por las calles. 


    Ni siquiera tuvimos tiempo de cansarnos un poquito, cuando  terminamos nuestro recorrido, y ya con José, visitamos el Centro de Interpretación de la Guerrilla "maquis", en el antiguo horno de pan, de gran importancia en este pueblo.
Conversación con la Sra. residente en la Casa del marqués de Sta. Coloma




y sin más dilación emprendimos viaje hasta nuestro siguiente municipio



LA CAÑADA DE VERICH
(LA CANYADA DE BERIC)
Su topónimo alude al término latino "canna", refiriéndose a "valle estrecho" o "valle de un torrente"
A este acompaña el término Verich, que seguramente sería un antropónimo.



   Gentilicio: Cañadinos, Cañau
   Población: 106 hab. (2012)
   Altitud: 738 m.s.n.m

    La Cañada de Verich es un pueblo pulcro, no solo en las fachadas de todas sus casas si no también en el suelo de sus calles que han sido decoradas con dibujos geométricos no limitándose a poner un manto de hormigón.


    Partiendo de la plaza de la Iglesia recorriendo la calle Baja hasta salir a la carretera por la plaza presidida por el conjunto fuente-lavadero, terminamos nuestro recorrido


   Volvimos a la plaza de la iglesia-ayuntamiento al bar de la localidad, nos informaron de que para ver el molino de aceite deberíamos esperar al alcalde hasta las dos de la tarde, es por ese motivo que por primera vez en nuestros viajes un pueblo lo vimos en dos partes, la primera por la mañana y la segunda por la tarde antes de comer, así que vayamos a La Ginebrosa mientras viene el alcalde


  LA GINEBROSA
Su topónimo procede del término "ginebre", enebro en catalán, en referencia a la abundancia de este arbusto en la zona.

   Gentilicio: Ginebrosino
   Población: 216 hab. (2012)
   Altitud: 702 m.s.n.m

Aquí teníamos claro el recorrido, que previamente había trazado sobre el plano del casco antiguo, así que nos dirigimos desde el  Portal de la Herrería por la calle del Rosario hasta la  plaza del mismo nombre, primera de las seis que encontraríamos en nuestro camino


Lo que ya no teníamos previsto es que según nos informó en esta plaza un abuelo , se estaba celebrando una boda de una hija del pueblo residente por lo que averiguaríamos después, en tierras valencianas.


Esto fue la causa de que nuestra visita fuese accidentada y poco tranquila, pues los invitados como es costumbre por aquellos lares se despacharon a gusto con innumerables tracas que inundaron de ruido y humo las que deberían haber sido tranquilas calles de La Ginebrosa, 



en fin nuestra enhorabuena. 



Y con esto recogimos a José que había quedado en la plaza de la Iglesia, y nos volvimos a La Cañada, donde aunque no estaba entre los lugares previstos,  íbamos a comer.



LA CAÑADA DE VERICH (II)

    Ya de vuelta en La Cañada fuimos al bar regentado por el joven matrimonio formado por Jordi y Silvia y tras encargar unos platos combinados nos entregaron las llaves de la nevera que íbamos a visitar antes de comer


    Los platos combinados fueron correctos, acompañados de un postre de repostería y rematados con los cafés de rigor -quizá echamos en falta algo de hortalizas y/o fruta-. 

     
Esperamos a que el alcalde, José Manuel Insa, que mientras comíamos había llegado, terminara de echar un guiñote en una mesa contigua y nos dirigimos hacia el museo del molino de aceite   




El alcalde cicerón

    Interesante no hay duda; agradecimos a José Manuel su locución y el tiempo que nos dedicó y abandonamos por segunda vez La Cañada esta vez camino de 


BELMONTE DE SAN JOSÉ
(BELLMUNT DE MESQUÍ)
Su topónimo procedería de "bellus mons", al que siguió el sobrenombre "del Mezquín" y finalmente "de San José".

   Gentilicio: Belmontino
   Población: 126 hab. (2012)
   Altitud: 661 m.s.n.m

Tras admirar esta bella estampa de Belmonte nos adentramos con el coche hasta la plaza, con lo cual no nos percatamos que a la entrada, había marcado un itinerario de visita que nosotros hicimos al revés mas o menos 
 
El paseo a estas horas de la tarde en que el Sol se dejaba ocultar por los bellos edificios de las casas solariegas, resultó placentero y sosegado, los viajeros sin duda disfrutamos quizá más que nunca en este primer atardecer del otoño bajoaragonés.




 A nuestro paso por el bar del pueblo pedimos la llave de la nevera que fuimos a visitar y que no os mostramos pues con respecto a la de La Cañada, si, era un poco más grande y el acceso por arriba del pozo, pero como diría aquel, vista una nevera vistas todas...
Así que para finalizar veamos un muestreo de los distintos Arcos y Portales que jalonaron nuestro recorrido, o que os creíais ¿que en Belmonte no tenían Arcos de muralla?




Las seis serían cuando abandonamos Belmonte camino de Torrevelilla, la que divisamos apenas diez minutos después en una extensa llanura

TORREVELILLA
Su topónimo probablemente alude a la existencia de una Torre defensiva o agrícola perteneciente a la familia Velilla

   Gentilicio: Torrevelillano
   Población: 199 hab. (2012)
   Altitud: 611 m.s.n.m


En todos los viajes, cuando llegamos a nuestro último pueblo del día, indefectiblemente se produce un no sé que de dejadez y primero apuramos  el agua que nos queda, después, iniciamos el recorrido con paso cansino, como saturados, viendo la  salida del Seminario lejana en el tiempo, sin duda la mente se resiste a asimilar tantas cosas en un solo día, acostumbrada a la rutina diaria ausente de novedades y sobresaltos.
Así que agradecimos la concentración en apenas dos calles de todo el patrimonio arquitectónico de Torrevelilla, por lo demás de reciente historia, pues  el conjunto urbano fue profundamente transformado tras la última guerra civil.


Y tras tomar un refresco en el bar La Torreta, nos volvimos para Zaragoza como siempre con el Sol de guía involuntario y persistente...terminamos nuestro decimoséptimo viaje.

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