viernes, 29 de mayo de 2015

TRIGÉSIMO PRIMER VIAJE: JILOCA (V) 16 de mayo de 2015







No sé que viajero dijo al salir del Seminario, -¡Uy, que mañanica más fresca nos ha salido!-, al instante recordé el poema de Lope que memoricé en mi infancia, y del que os pongo algunos versos...

En las mañanicas
del mes de Mayo
  cantan los ruiseñores.
 Retumba el campo

las lluvias de Abril
flores le trajeron
púsose guirnaldas
en los rojos cabellos

Los que eran amantes
amaron de nuevo
y los que no amaban
a buscarlo fueron
(Lope de Vega)

Así pues nos dispusimos a realizar nuestro trigésimo primer viaje en este tradicionalmente considerado, el mes más bonito del año (nada tiene que ver por supuesto que yo naciera el día 23).  

CALAMOCHA
Del árabe Qal'at Musa, que significa "fortaleza de Musa", por el nombre de su fundador
   Gentilicio: Calamochino
   Población: 4469 Hab. (2014)
   Altitud: 884 m.s.n.m

Calamocha, encrucijada de  caminos,  del Mediterráneo con el Cantábrico, de  Córdoba con Zaragoza, como nos recuerda el puente romano, testigo de la calzada que unía ambas ciudades. A orillas del Jiloca, a la vera de  este bello puente, comimos el bocadillo que nos iba a dar las fuerzas necesarias para solventar la media jornada hasta la hora de la comida.


Si Báguena y Burbáguena para cualquier zaragozano como ya dije, significó siempre el lugar donde se compraban las cerezas  junto a la carretera a la vuelta de la playa, Calamocha fue el lugar donde previamente comíamos en uno de los múltiples restaurantes que hay también junto a la misma; y también como los anteriores un pueblo desconocido para el viajero de los años setenta y ochenta donde todo lo que había entre la playa y la ciudad era asfalto que había que franquear cuanto antes. ¿o acaso continúa siendo así?


En cualquier caso nosotros hemos superado esa limitación cultural y aunque ya maduritos, estamos visitando nuestros pueblos, donde como veis en este blog, descubrimos no pocas cosas interesantes; como la gran cantidad de Palacios Aragoneses de Calamocha, ejemplo de construcciones en arquitectura civil de los siglos XVI y XVII en sillería y ladrillo con sus características galerías de arco de medio punto.



     El municipio de Calamocha por esas cosas del interés administrativo y debido a la gran despoblación iniciada en los años sesenta con la emigración rural, se anexionó 11 pueblos, 11 municipios que dejaron de ser, pero no por ello dejaron de tener su arquitectura y su historia y también aunque poca, su vida propia. 
Estas pedanías, que es el horrible nombre que reciben desde entonces estos pueblos y otros muchos de la provincia y de toda la geografía hispana, no los visitamos en esta primera, digamos ronda, dedicada a los municipios, pero tenemos el propósito de hacerlo cuando terminemos con ellos; se lo merecen igual o quizá más. 
  

En el itinerario circular que hicimos desde el puente romano no os he nombrado la fuente del Bosque y el puente Ratero, de bonitos nombres, a donde nos dirigimos  Jiloca arriba, por la calle del Molino en un bello paseo, antes de empezar el recorrido urbano hacia la  iglesia y el ayuntamiento, donde dimos por terminada la visita, no sin antes tomar un café en la plaza Bartolomé Esteban... y continuamos nuestro viaje. 
¡Ah! para los amantes de los récord y las estadísticas, decir que en Calamocha en la noche del 17 de Diciembre de 1963 se produjo la temperatura más baja registrada nunca en una población del país: -30º C; y sigue sin batirse...

TORRECILLA DEL REBOLLAR
   Gentilicio: Torrecillano
   Población: 142 Hab. (2014)
   Altitud: 1142 m.s.n.m


Torrecilla se encuentra situada a pies de las sierras Pelarda y de la de Segura y es la puerta de entrada a las Cuencas Mineras, superando el puerto del mismo nombre hacia la vecina localidad de idéntico apellido, Villanueva del Rebollar. 
Lo primero que hicimos al llegar, aprovechando la excelente mañana que disfrutábamos fue bajar a la Fuente Baja donde como podéis ver, reinaba el buen humor.


Disertación animada, en la Fuente Baja


La presencia del arzobispo Juan Lario en la arquitectura de la localidad se hace notar en esta su villa natal, pues además de la iglesia y la torre, de las que puso la primera piedra en 1763, también se conserva la casa donde suponemos el arzobispo pasaba sus temporadas de descanso.


Pasadas las doce del mediodía volvimos sobre nuestros pasos para dirigirnos a Barrachina que habíamos dejado atrás, junto con Godos, al que admiramos desde la carretera diciéndole hasta pronto en nuestras futuras visitas a las pedanías, como he dicho antes.

BARRACHINA
   Gentilicio: Barrachinero
   Población: 137 Hab. (2014)
   Altitud: 1047 m.s.n.m

Barrachina se sitúa en una colina a cuyos pies discurre el río Pancrudo, rodeado de chopos, con un amplio valle donde dispone de una extensa huerta y algunas edificaciones de antiguos molinos harineros, señal de una cierta importancia industrial a principios del siglo XX.




Alrededor de la plaza del trinquete y en pocos metros se encuentran la iglesia, el ayuntamiento y un par de  casas señoriales y populares, que envuelven las calles de Barrachina, como protegiéndolas del intenso frío que en este lugar a más de mil metros de altitud se produce en el largo invierno. 


TORRE LOS NEGROS
El nombre de Torre los Negros parece proceder del gentilicio torrero, tal vez por alguna fortaleza fronteriza levantada hacia la mitad del siglo XII

   Gentilicio: Torrero
   Población: 94 Hab. (2014)
   Altitud: 1083 m.s.n.m 

Si en Torrecilla la memoria del arzobispo Juan Lario perduraba, en Torre los Negros el personaje del padre Selleras está presente en todos los rincones, desde el nombre de un arroyo, pasando por el de un Peirón, continuando por El Centro Cultural y terminando por la fuente que lleva su nombre y a la que le debe la fama (podéis leer su historia en la xilocapedia), donde nos dirigimos por una pista que nos dejó en ella apenas kilómetro y medio después, pues la habíamos elegido ya en los preparativos del viaje, como lugar donde haríamos la comida del día.


Ya en el casco urbano tomamos café en el Centro Cultural padre Selleras, claro, antes de recorrer pesadamente, como siempre en las visitas pos-comida, los ya familiares lugares que encontramos en todos estos pueblos del Jiloca, la iglesia con su torre, la fuente, el abrevadero y al menos un peirón.


En el camino hacia Cosa, hicimos unas breves paradas en sendos puentes de finales del siglo XIX situados en la carretera que comunica esta comarca con las 

Cuencas Mineras,  que ya han sido sustituidos por unos nuevos de hormigón más propios para estos tiempos.

COSA
   Gentilicio:Cosino
   Población: 56 Hab. (2014)
   Altitud: 1185 m.s.n.m.
A pleno Sol visitamos Cosa, por como no podía ser de otra manera, sus calles desiertas; la iglesia derruida en el siglo XX sin embargo está presente desde cualquier ángulo; y  allá donde nos encontremos, se divisa su torre herida, construida en el siglo XVIII.

  

Ningún interés que no sea el del culto, tiene sin embargo la nueva iglesia construida  al derruirse la anterior; el edificio del ayuntamiento tampoco nos sorprendió, pues como es habitual, también su trinquete es aprovechado para montar el único bar del pueblo.


BAÑÓN

       Gentilicio:Bañonense
       Población: 154 Hab. (2014)
       Altitud: 1141 m.s.n.m.

Espléndida panorámica la de Bañón bajando el mirador y puerto homónimo, que nos conduce directamente a la entrada del pueblo, al conjunto de las dos fuentes y la ermita de Santiago, destacando la fuente renacentista del siglo XVI, donde nos recreamos ampliamente antes de dirigirnos a la iglesia, 

y al mirador del Jiloca que se haya en su fachada posterior, donde nos entretuvimos identificando pueblos en la lejanía, con la ayuda del panel de situación que se desplegaba ante nosotros en un acogedor parquecito.


Buen remate este de Bañón para terminar el viaje, que dimos por finalizado a las seis de la tarde montando en los vehículos, camino de Zaragoza. 
En esta ocasión vamos a despedirnos con un poquito de flamenco dedicado al mes de Mayo mientras repasamos la jornada.

Mayo florido