miércoles, 28 de septiembre de 2011

PRIMER VIAJE Javalambre (I) 575KM.
Datos geográficos,monumentales, históricos... 


1.LA PUEBLA DE VALVERDE


Gentilicio: Pueblano                                                 
Nº de habitantes: 1569                                                  
Altitud: 1118

El núcleo urbano se sitúa en la zona alta del río Mijares cerca del puerto del Escandón junto a la carretera nacional.

Las primitivas construcciones buscaron su acomodo sobre una colina en torno a la calle Mayor. Su pasado prehistórico se encuentra en el poblado ibero-romano de los Castillejos que aún conserva restos de edificaciones y murallas. Dentro del término se localizan un taller de silex y un yacimiento de la Edad del Bronce.
En el casco urbano se pueden contemplar interesantes edificios como la casa de los Iguales del XVII , en la calle Mayor nº10 con escudo heráldico, las rejillas constituyen  un complemento decorativo además de ménsulas y cornisas.
                               
 Fue plaza amurallada con portales de los siglos XII-XIII de sillería con arcos apuntados, quedan ruinas de un antiguo torreón.

La iglesia parroquial está dedicada a Santa Emerenciana.Tiene Fábrica de los siglos XVI-XVII y es obra gótico-renacentista,

de mampostería y cantería, con su unica nave cubierta por boveda de medio punto y lunetos  que fue de crucería antes de la guerra de 1936. La Torre consta de cuatro cuerpos de mamposteria y cantería. Destaca la portada por su monumentalidad, con tres calles y dos cuerpos; es de estilo manierista y está fechada en 1591. Se levanta anexa una capilla, cubierta por cúpula sobre pechinas.

Del siglo XVI es también la ermita de Loreto, construcción renacentista a base de mampostería y cantería, por una nave cubierta por bóveda de crucería estrellada.
La Puebla de Valverde lleva merecida fama por ser uno de los mas importantes centros artesanos de la provincia de Teruel y por sus secaderos de jamones.
                    




2 CAMARENA DE LA SIERRA


Gentilicio: Camareno ó Camarenense      
Nº de habitantes: 167
Altitud: 1294                                                                                   

El paisaje es árido pero se suaviza en la hondonada donde se asienta el caserío entre dos colinas que son también pueblo. Sobre una de ellas se alzo el castillo y junto a sus ruinas el acueducto medieval y la iglesia.
Este primitivo templo fue gótico, con portada plateresca que se conserva en la actualidad del año 1550. Son vestigios todos ellos que van del siglo XIII al XV. El acueducto parece ser del XV.
Camarena fue aldea hasta 1711 dentro de su término municipal se encuentra el caserío de Partida Alta y las casas de labor de la Virgen del Campo.
El conjunto urbano ofrece singular interés y pintoresquismo con las calles del Olmo, la Mayor, la del Horno, de la Tejería, de la Herreria… cabe admirar varios edificios de los siglos XVI al XVIII.
Destaca la iglesia Parroquial del Castillo, es barroca del siglo XVIII, de tres naves cubiertas con bóveda, la torre se levanta al lado de planta cuadrada.

Camarena cuenta también con tres ermitas dedicadas a San Roque, Virgen del Campo y San Cristóbal. Esta última del siglo XVIII. La de San Roque es barroco-mudéjar del siglo XVII de mampostería y cantería de una sola nave cubierta con bóveda de medio cañón. Mayor interés ofrece la ermita de la virgen del Campo en las afueras de la población. Entre la ermita vieja y la nueva hay grandes contrastes, la nueva del siglo XVIII de tres naves y torre octogonal de ladrillo. La capilla mayor se presenta con arcos de medio punto.
La cúpula se decora con pinturas murales del siglo XVIII.




3 JAVALAMBRE

Altitud: 2020                       
  
La sierra de Javalambre es un macizo montañoso que constituye una de las elevaciones más importantes del Sistema Ibérico.

El macizo donde predominan los materiales de la Era Secundaria, sobre todo calizas y arcillas, se eleva formando una gran cúpula o "domo". Sirve de divisoria a las cuencas del Mijares y Turia. Nacen aquí cuatro ríos: Los ríos de Camarena, Riodeva y Arcos vierten sus aguas al Turia, y el río Albentosa al Mijares.

 El nombre de Javalambre procede del árabe Yabal `Amr جبل عمرو, que significa "monte de Amr". Amr es un nombre propio de varón.

Su vegetación presenta una gran variedad y originalidad. En sus valles y laderas se encuentran pinares albares y negrales, sabinares, rebollares y encinares. En las zonas más elevadas predomina la sabina rastrera o chaparra, cuyas matas redondeadas forman un paisaje único que recuerda una "piel de pantera".

 En lo alto de la Sierra existe una estación de esquí llamada Javalambre es una de las más modernas de España y actualmente dispone de 6 kilómetros.

 En la actualidad se esta construyendo un observatorio astronómico cerca de la cumbre con varios telescopios para observar el espacio profundo.



4 MANZANERA
  
             
Gentilicio: Manzanerano 
Nº de habitantes: 561                                         
Altitud: 994

Manzanera ofrece una bella panorámica al viajero, el casco urbano se asienta sobre una suave meseta. La historia es antiquísima, valiosísimas cerámicas, un molino ibero-romano apareció cuando araban un campo; la calzada romana es visible todavía.. en la torre del castillo había una lápida romana empotrada, estaba en la ruta romana hasta Sagunto. Todavía quedan murallas en el barrio del Arrabal.


El casco urbano forma un rectángulo cruzado por la calle Mayor, las torres que daban a la vega eran semicirculares, fuera de la muralla habia un arrabal, queda muy poco de la arquitectura antigua, en la calle Mayor existen casas de los siglos XVII y XVIII.
La torre campanario es de planta cuadrada, de sillería posiblemente del siglo XV. El interior del templo pertenece a otra época.


El antiguo cementerio se hallaba al pie del campanario y el monasterio franciscano quedó en ruinas en 1835 y desapareció en 1936.
En la plaza se halla el pilón del esclavo, triste monumento al señorío de la villa; esculpido en piedra figura el año 1727; los asuntos de justicia no pasaban por Teruel eran resueltos por el duque de Calabria, al cual pertenecía el castillo y desde el podía dirigirse a la iglesia bajo techado.

 Las fuentes de aguas frescas y saludables afloran por doquier y hay unos manantiales que ya utilizaban los romanos de aguas clorurado sódicas-sulfatado cálcicas y el balneario se encuentra a cuatro Km. de Manzanera en la confluencia del río Torrijas y los paraísos cerca del barrio de los Cerezos.
                     



5 TORRIJAS



Gentilicio: Torrijense
Nº de habitantes: 62                                        
Altitud: 1259                                                                       

 El pueblo ocupa un altozano y a sus pies se van escalonando las tierras de labor, aptas para el cereal, Las casas se agrupan apiñadas y lucen muchas de ellas sus fachadas encaladas.
La iglesia parroquial resalta a un extremo del casco urbano. Está dedicada a San Cosme y San Damian y fue levantada en el siglo XVIII, barroca, de mampostería y cantería. Consta de tres naves y se cubre con bóvedas de medio cañón y lunetos.

 El presbiterio luce decoración de grutescos de la misma época de construcción de la iglesia. Conserva una cruz procesional del XIV y una talla de la Sagrada Familia del XVI. La torre se alza a los pies al lado de la epístola, con tres cuerpos de mampostería y ladrillo.
El pico Torrijas se eleva a 1400m sobre el nivel del mar, y la localidad de su nombre se asienta al pie, coronando un collado de 41m más abajo, partiendo el camino entre Manzanera y Arcos de Las Salinas.
Los inviernos son fríos y largos, y las condiciones de vida muy duras, hay buenos manantiales que afloran en el término municipal, las fuentes del Pino, del Santo, del Molinete o del Castillejo, y hasta una que responde al nombre de Sebastiana.
En el siglo pasado los pinares eran tan espesos e impracticables, que se vieron obligados realizar grandes talas, de las que ahora se muestran arrepentidos.
Torrijas perteneció a la comunidad de aldeas de Teruel; separa de Campo se Carrión en 1466; ha habido un alarmante proceso regresivo de la población.



6 ARCOS DE LAS SALINAS



Gentilicio: Arqueño
Nº de habitantes: 122                      
Altitud:1068                                                                       

El agreste y bello paisaje de sierra y agua, queda a mitad de camino entre Teruel y Valencia. El caserío se extiende al pie de la sierra entre la cumbre y las faldas de un montículo, ante la imposibilidad de dar con el llano que andaba buscando; se quedó junto al río truchero.

Dentro del término municipal abundan las fuentes y aseguran que sus aguas son capaces de aliviar dolencias reumáticas y renales.
Hay historia de la población ibera. Luego cuentan los romanos que explotaron minas de hierro, hubo ocupación musulmana, fue entonces cuando se levantaron las murallas. Sufrió la guerra de la Independencia.
La iglesia barroca del siglo XVIII, consta de tres naves, la torre está adosada y la portada lleva fecha de 1760.

 En el interior del casco urbano se encuentran la ermita de San Roque del siglo XVII.
A dos kilómetros de la población está la ermita de la Virgen de los Dolores, es de mampostería de 1758.
Los suaves relieves montañosos cercan el casco urbano con el verde oscuro de los pinos encaramándose a las cumbres; es paisaje de sierra, agua, resina y sal a la sombra de Cerro Alegre cuyo pico se alza a 1440m sobre el nivel del mar.

El criadero de truchas Javalambre, que así se denomina la piscifactoría, envía su sabroso producto a los mas prestigiosos hoteles y restaurantes de España, en especial a Madrid, y está popularizado el nombre de Arcos de Las Salinas en las mejores mesas.
A dos Km. de la población están las salinas.



7 ABEJUELA


Gentilicio: Abejuelano
Nº de habitantes: 57                            
Altitud: 1167                                                                      

Desde Teruel, la capital, el viaje es largo y penoso. Hay que echar casi dos horas para cubrir un trayecto inferior al centenar de kilómetros, 95 por la ruta más corta y 102 por la más larga; la riqueza forestal es muy importante. La historia del lugar es común a la del resto de la comarca, la vida discurrió placidamente a través de los siglos, sin mas problemas que los derivados de la escasez.
Las casas son muy sólidas; paredes gruesas de piedra tratan de salvaguardar a las gentes del frío y del calor.
Sobresale, como es natural, el edificio de la iglesia parroquial de San Agustín. El campanario, de planta rectangular, tiene traza románica es del siglo XVI. En realidad se trata de una construcción barroca del siglo XVII de mampostería. Su interior consta de una sola nave cubierta con bóveda de medio cañón, con lunetos.


Los vecinos de Abejuela empezaron a contemplar la emigración como esperanza, quizás como unas solución posible, y de los mas de setecientos habitantes que había en el pueblo a finales del siglo XIX llegaron a quedar un centenar escaso. A principios del siglo XX, el lugar llegó a sumar 649 habitantes. En total se disponía de 284 edificios en la cabecera del municipio, y 95 prácticamente ya deshabitados en el barrio periférico además de 139 barracas. En 1950, el número de habitantes habia descendido ya a 462, las corrientes migratorias a Valencia y Castellón.

martes, 13 de septiembre de 2011

PRIMER VIAJE: Javalambre (I) Crónica (27 de Agosto de 2011)

Serían las ocho, de una mañana fresquita del mes de Agosto, cuando un grupo de amigos nos dispusimos a iniciar el recorrido por los pueblos de Teruel, sin objetivos concretos de frecuencia, tiempo y duración de los viajes, vamos que acabaremos cuando acabemos y haremos el siguiente viaje cuando lo hagamos. Asueto total. Ausencia de prisas. Pero asueto total no significa falta de planificación, esta es necesaria, de lo contrario nos perderíamos por esos caminos repitiendo lugares y olvidando otros. Por eso la ruta está diseñada visitando la provincia por comarcas y dentro de cada una de ellas con un recorrido elíptico procurando hacer el menor número de kilómetros posible.
Pues bien, siendo como digo las ocho de la mañana, y en el aparcamiento del Seminario del ayuntamiento de Zaragoza, lugar que pretendemos sea el inicio habitual, nos disponemos a partir con dos vehículos ocho pasajeros en esta ocasión, porque debo decir que estos serán variables en función de las ganas de viajar ese día de cada uno de ellos, de hecho para este primer viaje hay algunas ausencias que en próximas salidas no se producirán.
Hoy viajamos, José y Mariví, nuestros artistas que dibujarán con sus lápices precisos lo más bello de cada lugar, Joaquín, el Spielberg del grupo que se encargará de filmar los momentos más interesantes del día, Julia, que en esta ocasión será la fotógrafa oficial, José Mari, que se responsabilizará de ordenar todos los trabajos: cortar, pegar, enmaquetar, pulir, montar.., Luis e Irene, que en principio vienen como curiosos escépticos, esperemos que queden encantados y repitan muchas veces, y yo, que escribo.
Bueno, el noveno pasajero es Lara que no se ve en la foto, cuya función será posicionarnos cuando nos hallemos perdidos y guiarnos en lugares dudosillos, aunque no siempre le haremos caso. No pasa nada, no se enfada.
Nuestro primer destino es pues la comarca de Gúdar-Javalambre, que recorreremos en varios viajes dada su extensión; empezaremos por ir al que se va a convertir por esas cosas del destino en el primer pueblo de nuestro viaje. El honor le corresponde a: .

La Puebla de Valverde

A las nueve cuarenta estamos ya en las afueras del pueblo y es tal la avidez que tenemos por descubrir los rincones de esta tierra, que lo primero que hacemos es llenar el estómago con unos bocadillos traídos para la ocasión, con tal prisa que flaco favor le hicimos al municipio, sin duda elegimos el lugar más feo y destartalado del pueblo para tomar el tentempié y adquirir fuerzas, un montículo encima del cuartel de la Guardia Civil cien metros al fondo de la ermita de la virgen de Loreto, lleno de artilugios de las peñas para las fiestas, para más inri hacía un fresquillo que en mi opinión había que catalogarlo de frío directamente, pero los viajeros disfrutaban de él, no en vano venían de Zaragoza de padecer un calor sofocante en las últimas semanas.
   
Así que ya llenos, iniciamos el recorrido por la calle Mayor, entrando por la puerta de Teruel, las sensaciones cambian y cuando hemos llegado a la plaza de Trucharte presidida por la Iglesia de Santa Emerenciana, sentimos ya el calor de la acogida, pues aún cuando todavía no hemos hablado con ningún vecino, sin duda las casas que nos envuelven lanzan sobre nosotros la hospitalidad de sus gentes.


Breve visita al interior de la Iglesia no sin antes pedir Jose Mari unos innecesarios folletos en la Oficina de Turismo sin darse cuenta que nosotros venimos precisamente a hacer unos folletos, y escuchar la necesaria lectura de José de la ficha técnica del lugar que en días anteriores había preparado: habitantes, altitud, monumentos, algo de historia…,


continuamos  el recorrido visitando el interesante lavadero de principios del siglo XX, en su interior se siente la limpieza del lugar y aún parecen oírse las conversaciones de las sucesivas generaciones de mujeres que han frotado las prendas de sus coladas sobre los pilones del lavadero.



Tras reposar un rato en la plaza-explanada de antesala del lavadero, descendemos rápidamente hacia la puerta de Valencia, en excelente estado de conservación gracias a las reformas evidentes, que no la desmerecen en nada, al contrario, refleja el interés del municipio por su patrimonio.
Pesadamente iniciamos el camino de retorno dando por finalizada la visita tomando un café en el bar El Molino. Todavía echamos alguna foto panorámica más, antes de tomar la carretera hacia: 
Camarena de la Sierra

Ahora es cuando verdaderamente empezamos el viaje en el sentido clásico de los grandes viajeros, saboreando el entorno e integrándote en él, desde Zaragoza a La Puebla por la autovía es como si hubiéramos viajado en el túnel del tiempo, nada se ve ni se aprecia, es una línea con un destino sin entorno, todo lo contrario que ahora, el viaje es breve y placentero a través de las calizas y dolomías del Jurásico cubiertas de encinas primero y pinos blancos después a medida que ganamos altura y sobrepasamos los más de mil metros de altitud de estas tierras, su aroma penetra en el coche a través de las ventanillas abiertas y lo aspiramos con placer, tan solo al final cerca ya de Camarena, Julia, empieza a sentir los rigores de las múltiples curvas que jalonan nuestro acercamiento al pino centenario que cual olmo machadiano nos recibe en la entrada del pueblo, sin duda él también merece un poema.

La mañana ya es espléndida, el Sol está alto y su calor vence al frescor matutino, las calles están llenas de gentes bulliciosas y animadas que visitan el mercadillo ambulante que hoy sábado está montado en la plaza, nosotros por nuestra parte visitamos el segundo lavadero municipal del día que también como en La Puebla, desborda limpieza y frescor en su interior,



ya en la calle vislumbramos enseguida la torre barroca de la iglesia que nos introduce en la plaza del ayuntamiento que nos sorprende con un reloj-termómetro digital coronando su fachada ¡cosas de la modernidad!,  sin darnos cuenta se nos ha hecho mediodía (21 grados ya en el reloj del ayuntamiento, je,je) y debemos abandonar Camarena, 
aunque antes queremos asegurarnos de la viabilidad de ir a Torrijas nuestro próximo pueblo por la pista de montaña que baja desde la estación de esquí de Javalambre; un par de vecinos nos lo desaconsejan indicándonos que podemos subir sin problemas a Javalambre por la pista que sube al refugio de Rabadá y Navarro, pero que después nos dirijamos a Torrijas dando la vuelta por La Puebla de Valverde ya que la pista de bajada no está apta para turismos. No me gusta explicar tan pormenorizadamente todos estos detalles secundarios pero tienen gran relevancia dadas las contradicciones resultantes que posteriormente se producirían con el devenir de los acontecimientos.
Así pues realizamos el ascenso a Javalambre sin incidencias, salvo el estómago de Julia y su relación de amor-odio con las curvas de la carretera.
El lugar en verano, como diría Gila, está. Pero como está. Impecable, enorme, extensos aparcamientos, carretera espléndida, remontes, edificios, restaurantes.. pero todo vacío, una enorme soledad te sobrecoge porque estamos acostumbrados a la soledad de la naturaleza allí donde no esperamos encontrar hombres y esa soledad se disfruta en compañía de los sonidos del campo, pero esta que nos circunda es inesperada, allí donde todo está hecho para que las grandes muchedumbres lo invadan todo y circulen de un lado a otro ávidamente para gastar el corto fin de semana, encontramos un silencio y un vacío inesperado que nos recuerda la Castellana de Amenábar de “abre los ojos.”

 Después de hacer las fotos que nos apetecían y comer unas galletitas de chocolate gentileza de José Mari nos dispusimos a viajar a Torrijas tras desistir de seguir la pista por la otra vertiente que era la ruta programada debido a la recomendación recibida en Camarena, si bien le pedimos a Lara que nos guiase por la nueva ruta y cuál no sería nuestra sorpresa cuando nos aconsejó que fuéramos por la pista; la duda se resolvió pronto cuando Mariví recordó que unos viajeros se habían caído por un precipicio por seguir a rajatabla las indicaciones del G.P.S. afortunadamente su disertación no llegó a oídos de Lara, porque os aseguro que es muy sensible, de hecho cuando seguimos rectos tras decirnos que giráramos fuertemente a la derecha, no volvió a abrir la boca hasta que no llegamos a la autovía para decirnos en un tono más seco de lo habitual que tomásemos la autopista. 

Manzanera
Unos cuarenta minutos después de salir de Javalambre, llegamos a Manzanera, que en principio iba a ser nuestra última visita del día pero debido al cambio de ruta provocada por “el consejo,” nos dispusimos a visitarlo con cierta prisa pues a pesar de que los estómagos estaban aún tranquilos después del almuerzo, las horas que eran apremiaban para buscar un restaurante que atendiera adecuadamente a tan numeroso grupo. Iniciamos el recorrido por el Portal de Abajo a las dos y media con un sol de justicia, ya sea porque la temperatura a esa hora del día era alta, ya porque habíamos disfrutado de una mañana más fresca de lo normal para esa época del año, el caso es que nos arrastramos pesadamente calle Mayor arriba después de admirar el Portal coronado por un curioso árbol sobre el arco.

A mitad de calle justo antes de la plaza de la Constitución, junto a la Iglesia, tomamos un respiro que José aprovechó para leernos la ficha técnica de Manzanera que terminó de leer Julia debido a que los ojos de José se agotaron por el Sol, finalmente llegamos a la parte más alta del pueblo, el Castillo y el Pilón del Esclavo para bajar ligeramente al Portal de Arriba y 
desde allí cerca ya de las tres de la tarde, por una calle lateral conducidos sin duda por nuestro instinto nos dimos de bruces con el restaurante Duque de Calabria, no sabemos que relación tiene con el lugar el virrey de Valencia y esposo de la viuda de Fernando el Católico, pero si que era el sitio donde íbamos a saciar primero nuestra sed con unas cervezas mientras aguardábamos mesa; enseguida entablamos conversación en la barra del bar con unos clientes con el propósito de volver a preguntar a modo de confirmación sobre el estado de la pista, sin embargo estos nos dieron la información contraria que habíamos recibido en Camarena: “¡Vaya vuelta que habéis dado! pues claro que se puede venir en coche, no se puede en invierno, pero ahoraa…!” lástima que la cosa ya no tenía arreglo, el viaje estaba hecho y además, nos quedaba la duda de quien tenía razón. Mientras todo esto pasaba, Julia y su padre se dirigieron monte arriba al norte de la población para desde allí hacer la foto panorámica del lugar. Mírala, mírala:


Serían las tres y media pasadas cuando por fin iniciamos el yantar, que como se suele decir cuando uno queda satisfecho pero nada queda en la memoria ni para bien ni para mal, -que no es poco pedir en los tiempos que corren,- tuvo una buena relación calidad-precio. Las conversaciones de la comida fueron variadas y como en toda mesa con más de tres comensales, una torre de Babel imposible de seguir  para  un narrador.


Y hete aquí que serían ya las cinco de la tarde cuando tomamos camino hacia Torrijas, nuestro quinto municipio, el viaje aunque breve nuevamente, se hizo en silencio digestional y somnolientos, salvo Joaquín y el padre de Julia que por lo que nos convenía a todos iban bien espabilados. Bonita, bonita de verdad la vista del pueblo a la salida de una curva. Parada brusca aunque no peligrosa para no perder ángulo y fotos por doquier.
Torrijas

Reanudamos la marcha y nos plantamos con los coches al pie de la iglesia, arriba del redondeado cerro cubierto por las casas blancas y rojas. Pero no fue la bella torre barroca lo que primero llamó nuestra atención, sino sin duda el frontón de mayor aforo del mundo, incluso el de Bilbao. Allá abajo en una gran hondonada, rodeado de gradas naturales, prolongadas más arriba de las últimas edificaciones, se levantaba perdido en la inmensidad del entorno un vacío frontón, que potencialmente en días de partido podían fijar su mirada en él miles de pares de ojos cruzando sus apuestas.

Lectura de la ficha técnica de rigor por parte de Julia –los ojos de José seguían agotados-y después de visitar la plaza del ayuntamiento y la fachada principal de la iglesia, cuando el reloj marcaba las cinco y veinticinco de la tarde nos dispusimos a continuar nuestro camino.


Al llegar a Arcos de las Salinas nuestra primera preocupación fue buscar un lugar donde nuestros ociosos dibujantes estuvieran cómodos y por fin! estrenaran su cuaderno, para lo cual los acomodamos en sendas sillas que para la ocasión preparamos y colocamos estratégicamente en un lugar agradable y con una buena vista. 
Arcos de las Salinas


Los demás mientras tanto visitamos el pueblo subiendo como siempre por sus calles camino de la iglesia, 
 tras unas cuantas fotos decidimos volver con Mariví y José que suponíamos a punto de finalizar su obra;

todos excepto el padre de Julia que decidió subir a la montaña de la vertiente sur del pueblo para desde allí hacer la vista general del mismo, y es que a estas alturas del viaje, la fotógrafa oficial se había quedado sin pilas en su cámara super-reflex, ¡no te digo! La subida mereció la pena para así poder apreciar en su totalidad como la iglesia se apoderaba de todo el núcleo de casas, semejando a una clueca con sus polluelos en un lecho de chopos. Bueno aunque son fotografías hechas con un móvil, la verdad es que no desmerecen ¿no?

Ya abajo el resto de viajeros esperaba impaciente para seguir la ruta y aunque el padre de Julia les propuso suspender la visita a Abejuela hasta la próxima salida debido a lo avanzado de la tarde puesto que aún nos teníamos que alejar más de Zaragoza, no se aceptó la propuesta y es que ya estábamos todos impregnados del placer de viajar, la sola idea de dejar inacabado el itinerario programado no lo aceptan nuestras mentes, de modo que emprendemos la marcha a través de una breve incursión en tierras valencianas a nuestro último destino del primer viaje:

Abejuela

También Abejuela como Torrijas nos sorprendió tras una curva de la carretera, si bien ahora hasta tres veces paramos para fotografiarlo pues la vista siguiente siempre nos parecía más hermosa que la anterior; atravesamos el pueblo en los coches buscando dejarlos en la salida dirección Manzanera al inicio de una pista asfaltada que nos intrigaba, dada la experiencia del día. El pueblo estaba en fiestas y pudimos ver una carrera de sacos infantil, que en principio por las voces y gritos que se oían confundimos con vaquillas. Je,je.



Tras reírnos largamente de nuestro error retrocedimos hasta la iglesia, hicimos las oportunas fotos y nos dispusimos a regresar a Zaragoza pasando por Manzanera. 
 Lástima que, las prisas y el cansancio acumulado nos impidió apreciar en todo su esplendor el solemne silencio del bosque al atardecer, que durante veinticuatro kilómetros atravesamos despacio con nuestros vehículos, silencio apreciado por los urbanitas como gran tesoro, ausente de nuestras calles y plazas, silencio deseado primero y odiado después en el transcurrir de la vida cuando la soledad invade las largas horas de invierno, silencio en fin, deseado para sus creaciones por sabios y poetas…pasadas las once de la noche, agotados y felices nos despedimos hasta el próximo viaje en el aparcamiento del Seminario, donde quince lejanas horas antes llenos de vitalidad e ilusionados iniciamos éste que ha sido nuestro primer viaje por los pueblos de Teruel. Buenas noches, hasta mañana y adios.